30 sept 2013

Midi d'Ossau: la Torre Oscura





Al fin los ojos se le detuvieron y entonces la vio: muro sobre muro, almena sobre almena, 
negra, inmensamente poderosa, montaña de hierro…: Barad-dûr, la Torre Oscura.
Tolkien “El Señor de los Anillos”

Si hay una montaña que destaca sobre las demás es el Midi d’Ossau. Cada vez que nos encaramamos a cualquier cumbre del Pirineo occidental y nos detenemos a contemplar el panorama de picos, macizos y sierras a nuestros pies, nuestra mirada se ve irresistiblemente atraida por la mole del Midi. Altiva, majestuosa, monolítica, orgullosa, solitaria... la retahila de adjetivos que le podemos adjudicar es interminable.

Desde su soledad, su elegante y provocativa silueta de verticales paredes nos cautiva e incita a acudir una y otra vez, hasta el punto de que –en mi caso– es probablemente la montaña en la que más vías he escalado.

Sin embargo, a medida que nos acercamos, su compacta imagen se rompe en una desmesura de picos, crestas, corredores e inmensas paredes en la que te sientes empequeñecido, hormigas haciendo cosquillas a un gigante.

Travesía Petit Pic – Grand Pic


Clásica entre las clásicas, esta travesía que combina las dos cimas principales de la montaña fue inaugurada nada menos que en 1890. La escalada es sencilla, sin ninguna dificultad técnica, pero su atractivo lo constituyen sus más de 600 metros, su austero ambiente y grandes panoramas.

En la primera parte –la arista de Peyreget– no se necesita cuerda excepto en su tramo final, siendo su mayor dificultad navegar por el caos de agujas, corredores y muros en que se descompone. Numerosos cairns nos ayudan aunque en algunos momentos desaparecen.

Alcanzada la cumbre del Petit Pic, la vista de la granítica torre del Grand Pic es formidable. Es curioso como desde aquí, su cima, protegida por verticales murallas, parece inexpugnable. Sólo la experiencia nos permite descubrir que las aparentemente sólidas e insuperables paredes no lo son tanto.

Un rappel nos coloca en la Fourche, al pie de la cara este del Grand Pic. El inicio de la escalada con la travesía de las placas blancas es el pasaje más interesante de toda la ascensión. El resto consiste en una sucesión de corredores y plataformas pedregosas que nos van acercando a la cresta cimera.

La llegada a la cima tras recorrer cualquiera de las largas vías del Grand Pic suele coincidir por lo general con las primeras horas de la tarde, cuando ya los montañeros han regresado al acogedor refugio de Pombie –o se hallan atascados en el descenso de los diedros de la vía normal– y la cumbre está desierta.

Sólos, una vez más, en esta solitaria torre oscura. 




Llegada al Col de Peyreget desde donde comienza la arista


Encontrar la ruta entre bloques es parte del juego

Se vislumbra ya la cima del Petit Pic


El panorama sobre el Aspe y los Picos de la Garganta es formidable.
En primer término, a la derecha, las Flammes de Pierre 

Una cordada empequeñecida por la grandiosidad de las Flammes de Pierre


El lago y el refugio de Pombie disminuyen en la distancia

Desde la cima del Petit Pic se disfruta de una vista excepcional sobre la torre del Grand Pic 

Una cordada en el paso de las placas blancas, en la cara este del Grand Pic

Es nuestro turno: Sebas en las placas blancas

Llegando a la cima del Grand Pic. El lago de Bious-Artigues al fondo del valle

La inmensa proa del Petit Pic desde la cima del Grand Pic


Nota: Para la vía es suficiente una cuerda, pero siempre teniendo en cuenta que el rappel del Petit Pic es de cerca de 40 m. Suficiente llevar 3 ó 4 friends .