21 abr 2013

Seles

La práctica del montañismo, tal y como yo la entiendo, no se limita sólo a una actividad deportiva. La montaña que disfruto va asociada a muchos otros valores tanto naturales como culturales. Cualquier excursión, por muy humilde que sea, pone a nuestro alcance un sinfín de posibilidades más allá de las deportivas. Tan sólo es necesario un poco de curiosidad, acudir a la montaña con los ojos y el espíritu bien abiertos, no tirar hacia arriba como a través de un túnel en el que sólo se ve la cumbre.

Tenemos la gran suerte de que nuestra afición nos permite descubrir tanto el paisaje y la naturaleza –marco donde se desarrolla nuestra actividad–, como la huella dejada por el hombre a lo largo del tiempo. Traza que podemos seguir desde sus primeros pasos en los monumentos megalíticos, como dólmenes y cromlechs, a la arquitectura guerrera de castros, fuertes y castillos; de la popular de baserris, bordas o molinos a la religiosa de ermitas y santuarios; y por supuesto la agrícola y pastoril. ¿Por qué entonces conformarnos sólo con el aspecto deportivo?

Saroiak, kortak y seles

Una de las actividades que inevitablemente más atraen nuestra atención cuando nos adentramos en la montaña, sobre todo la cercana, es la ganadera y pastoril. Sin embargo, entre sus diversas manifestaciones hay una que, al menos para mí, permanecía desconocida: la cultura de los seles o prados donde se recogía el ganado, denominados según las zonas como saroiak, kortak, kayolar, bustalizas, cubilares, etc.
Artamugarri de Lete (Mutriku)
Es curioso constatar como el tiempo destruye la memoria, como unos usos tan importantes en la organización del territorio, arraigados durante siglos, caen en el olvido una vez pierden su utilidad. Desconocidos hoy en día, incluso, sorprendentemente, hasta para los habitantes de algunos caseríos cercanos a los antiguos seles.

En este sentido, el esfuerzo que Andoni Ramos y Javier Arregui están realizando para recuperar y tratar de detener la desaparición de este patrimonio cultural –que complementa la incansable labor que durante años viene desarrollando el filólogo Luis Mari Zaldua, pionero y experto en el tema– es encomiable, por no decir temerario, y seguro que titánico. Nada menos que elaborar una base de datos de todos los seles de Euskalherria, incluyendo sus coordenadas y fotos. Cientos de ellos tan sólo en Gipuzkoa, dispersos por nuestra geografía, derrotados por la vegetación y el olvido. La búsqueda de los seles no siempre es sencilla exigiendo en algunos casos un trabajo cuasidetectivesco, y la localización de los artamugarris (mojón central del sel) les supone a veces pelear duramente con las zarzas que los esconden.

La exposición del CVCE y la página web http://saroiak.net que han montado reflejan su trabajo a la vez que nos descubren este mundo casi olvidado. Por mi parte, no puedo sino agradecerles su dedicación ya que además de ampliar nuestros horizontes culturales nos proporcionan un aliciente más para acercarnos a la montaña.


Andoni Ramos y Javier Arregui

Luis Mari Zaldua, Andoni Ramos, Javier Arregui, Elena Beristain y Arantza Egibar

Vista parcial de la exposición


Andoni

Andoni es un montañero tranquilo, yo diría que de la “vieja escuela”, entendido en el mejor sentido de la expresión. Es decir, experimentado y respetuoso con la montaña. Detrás de su falso aire de “gruñón” se esconde una magnífica persona y un apasionado montañero que se indigna cuando se topa con las barbaridades que algunos vándalos, por ignorancia o especulación, perpetran en nuestro paisaje.

No le atrae la escalada, ni el esquí, ni otras opciones...  a él lo que le va es recorrer la montaña, los amplios paisajes, las largas travesías, y disfrutar de todos los elementos que la conforman: montes y  cimas, bosques y flores, fauna salvaje o doméstica, dólmenes y menhires, ríos y fuentes, ermitas y refugios, bordas y baserris, buzones y mugarris... todo le interesa, y todo, con alma de notario, lo registra con su cámara.

Crear una base de datos sobre seles es sin duda una ardua tarea que implica, como mínimo, innumerables excursiones a la montaña, manejar el GPS, dominar la cámara de fotos y apañarse con el ordenador. Conociendo a Andoni, un trabajo de estas  características viene a ser para él lo que la miel para el oso Winnie the Pooh: ¡irresistible!





6 comentarios:

  1. muy interesante el mundo de los seles (no me pierdo la salida del próximo sábado), bien expuesto en la entrada de este blog, y, como no, para los que ya le conocemos, entrañable descripcion de nuestro amigo

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  2. Alucina la vecina, resulta que ese tío "gruñón" puede ser una persona agradable, no se si creérmelo.

    En cuanto a los seles, una sorpresa para todos por su total desconocimiento.

    La exposición en el club y la charla en la presentación de Luis Mari Zaldua de lo más interesante y ameno.


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  3. Como dice Andoni, a lo mejor tenía el día "romántico".

    Una cosa que se me quedó en el tintero y no deja de sorprenderme es su sobrenatural capacidad para encajar bromas.

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  4. repito

    Buah, chaval !!!!!

    Todo para que os invite a una birra ... ay, señor, señor !!!

    aio

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