10 feb 2013

Pirulo


Julio 1978: Pirulo en la vía Patxi Berrio
Hermana Mayor. Irurtzun. 
 Tal día como hoy, hace 33 años, fallecía en accidente de montaña Juan Carlos Fernández Azanza, conocido por todos como Pirulo.
También era domingo aquel 10 de febrero de 1980, y tan desapacible como el de hoy, cuando aproximadamente a la 1 h del mediodía, una avalancha de nieve barrió la Cara N.E. del Aspe, arrastrando consigo a la cordada formada por Pirulo y Mariano de Blas.
En su continua búsqueda de nuevos retos Pirulo se había marcado como objetivo la vía Edil, abierta en 1962 por los célebres escaladores aragoneses Alberto Rabadá y Ernesto Navarro. Considerada en aquél momento como una de las grandes escaladas en nieve y hielo del Pirineo, contaba con escasas repeticiones invernales.
El sábado 9 de febrero, Pirulo y Mariano entraban en la vía y superaban el primer escalón vertical, donde se concentran la mayores dificultades, continuando la ascensión por el corredor hasta que al quedarse sin luz establecieron el vivac, protegidos por unos desplomes. Desgraciadamente, el buen tiempo que les había acompañado durante toda la jornada cambió bruscamente y dio paso a una intensa nevada que duró toda la noche.
Al día siguiente la pareja reanudó la escalada pero nunca pudieron terminarla. Faltando menos de 100 metros para llegar a la cima, la gran masa de nieve acumulada se deslizó por la pared arrastrándolos en una caída de más de 400 metros, los últimos verticales. Mariano cayó encima del alud y sobrevivió. Pirulo quedó debajo y murió.

La perplejidad me invade cuando pienso en el tiempo transcurrido. Recuerdo como si fuese ayer la primera vez que le vi. Fue una mañana del día de San Sebastián cuando en compañía de unos amigos aparecí por Santa Bárbara. Era la segunda ocasión en la que íbamos a escalar, con mucho estusiasmo, poco material (una cuerda de 35 metros y tres mosquetones de hierro) y la más absoluta ignorancia.
Después de trepar alguna de las vías más sencillas, recorríamos el sendero que discurre por la base de la pared cuando oímos unas voces que nos interpelaban desde lo alto. Encaramado en la reunión de la vía Malestar –que había ascendido solo–, un chaval pequeñajo y melenudo intentaba convencer a alguien para que subiese tras él, recuperando de paso el material. ¡Era Pirulo!
Tras pensármelo un poco –¡muy poco!–, atendí sus cantos de sirena y allí me lancé, sin haber visto jamás un estribo ni haber oido nunca el término “escalada artificial”. Después de una larguísima batalla con la doble cuerda, estribos y clavijas, (ahorro los detalles de tan penosa aventura) logré superar, a trancas y barrancas, los escasos metros de la vía y alcanzar la reunión. Pirulo desesperado, yo destrozado. Tiempo después, mientras escalábamos juntos una vía en el Pirineo, nos partimos de risa al confesarme que, viendo mis desesperados esfuerzos en la Malestar, estaba seguro de que jamás llegaría a ser escalador.

Así conocí a Pirulo. Él me enseñó a escalar y me contagió su entusiamo. Su pasión por la escalada –un punto obsesiva como todas las grandes pasiones– era tremenda. Vivía por y para la montaña. Su ritmo era impresionante. Los proyectos y planes se le acumulaban y no paraba hasta realizarlos. Si no lograba convencer a nadie se iba solo. Su frenética actividad le llevó a compartir cuerda y amistad con muchos montañeros de todo el estado, y quedó reflejada en el gran historial que reunió, insólito en aquella época para un alpinista tan joven, y en tan poco tiempo conseguido.
Visto con la perspectiva que da la distancia, me parece increíble que aquella extraordinaria e intensa época durase tan poco. Todo lo hizo en unos brevísimos 4 años (de los 15 a los 19). Remedando en parte la famosa frase, Pirulo vivió deprisa, murió joven y dejó un imborrable recuerdo entre todos los que tuvimos la suerte de conocerle.
A veces trato de imaginarme cómo habría sido de mayor, si conservaría la ilusión y el entusiamo que le caracterizaban, hasta dónde habría llegado. Su voz comienza a desvanecerse, apenas si la puedo ya rememorar, pero el recuerdo de su optimismo y generosidad me acompañarán para siempre.
Su paso por la montaña y mi vida fue fugaz pero luminoso, como una de aquellas estrellas que veíamos por las noches en los vivacs...


Recordatorio. Junto con varias fotos de Pirulo, se ve la vía Edil del Aspe,
y se indicaba el emplazamiento del vivac y el lugar aproximado
desde donde fueron arrastrados.





Página del diario Egin del 14 febrero 1980 donde se daba cuenta del accidente


Invierno de 1979-80


Página del Diario Vasco del 14 febrero 1980
donde J.M. Sotillos informaba del accidente


Texto de la Euskal Herriko Goi Mendi Eskola –de la que Pirulo era miembro-
publicado por el diario Egin el 14 febrero 1980


Breve resúmen del historial de escaladas de Pirulo
publicado por el diario Egin el 14 febrero 1980



J.M. Sotillos recordaba el primer aniversario
en el Diario Vasco de febrero 1981

Chamonix, Alpes, 1979: Divertida y entrañable fotografía
de Mariano de Blas y Pirulo


27/06/1978: Pirulo escalando el gran techo
de la vía Tardona en Etxauri





1980: información aparecida en otro diario donostiarra





1978: Pirulo en Dos Hermanas, Irurtzun

Una foto a la que le tengo gran cariño: Septiembre 1978, tras escalar la Vía Ravier del Pilar del Embarradere
en el Midi D'Ossau. Junto con Antxon Alonso "Mogollón" (con barba) y Pirulo (sentado), ambos desaparecidos
































Nota: este post está abierto a quien desee contar su experiencia con Pirulo o tenga fotografías que quiera compartir. Por favor contactar: lakastaz@gmail.com

5 comentarios:

  1. Vaya, pues el caso es que fui yo quien le hizo el croquis a Juan Carlos Fernández Azanza "Pirulo", un jueves en San Sebastián, y luego recibí la noticia de su muerte.
    Me hice muy amigo de la familia. Sus padres Félix y Rosina me querían mucho. Al fín y al cabo yo tambien estuve a punto de morir en la montaña.
    Jesús Vallés
    http://homenajearabadaynavarro.blogspot.com.es/2013/01/cara-norte-del-aspe-via-edil-1962.html

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  2. Hola,
    Si, lo he leido en tu blog. Otro amigo y yo estuvimos a punto de ir aquel día a la Edil con Pirulo. La perspectiva de mal tiempo y el trabajo nos echaron para atrás. Enfin!
    Con respecto a los padres de Pirulo, perdimos el contacto. Sólo ahora, después de media vida, me doy cuenta de la inmensidad de su pérdida.
    Agur Jesús, a ver si nos conocemos por el Pirineo.

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  3. ¡Claro Juancar Sanz! Tengo un refugio privado en Acumuer, en la cara sur de Collarada, Retona y Peña Telera.
    Estás invitado, tú y tus amigos y vamos a hacer algún corredor, cresta o raquetada.
    Hace cuatro años fui a visitar el museo Zuloaga en Zumaia y a la vuelta me acerqué por la Plaza Duque de Mandas en San Sebastian. Me dijeron que los padres de Juan Carlos, Félix y Rosina, habían fallecido. Yo los quería mucho a esa familia. Este es mi correo e-mail
    perroderroca@hotmail.es
    Un abrazo.
    Jesús

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  4. Un blog cojonudo, muy interesante.
    Iñaki
    Donostiatik

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  5. Yo tambien recuerdo a Pirulo. Recuerdo que dimos nuestros primeros pasos de escalada con una cuerda de barco, un martillo de carpintero, unos clavos de hierro dulce, mosquetones de hierro y mucha ilusión.
    Poco a poco fuimos subiendo vías en Sta. Bárbara donde pasamos tardes enteras escalando.
    Mas tarde fuimos ascendiendo en dificultad y distancia...

    Juanma.

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