21 may 2014

La gran pala de la Llena del Bozo


Así como un libro nos lleva a otro, una montaña nos conduce a otra.


Encaramados en la afilada cumbre del Pico de L’O Ibón, que como un colmillo sobresale del macizo de Vernera, recorremos con la vista las montañas circundantes, rememorando experiencias y tramado planes, hasta que nuestra mirada se ve irremediablemente atraida por la extraña y atípica pala que desciende recta e ininterrumpida por la cara oeste de la Llena del Bozo, justo enfrente de nosotros. Sorprendentemente lisa, como si la hubiesen aplanado las ratraks, no necesitamos más para encender nuestra imaginación y trazar un plan.

Por eso, ahora, tres meses después, bañados por un espléndido sol primaveral, estamos en la cima de la Llena del Bozo, dispuestos a descender por la gran placa. Una estrecha y vertiginosa arista de nieve nos permite alcanzar el borde de la imponente rampa. No es muy inclinada, pero los primeros giros, pendientes de comprobar el estado de la nieve, siempre son delicados. Está todavía helada, pero los cantos agarran perfectamente por lo que me dejo ir, encadenando largos giros, escuchando el áspero ruido de las tablas contra el hielo, olvidado del mundo, disfrutando por fin de este descenso.

No deja de asombrarme cómo podemos gozar esquiando a toda velocidad mientras, simultáneamente, –cuerpo y mente alerta– debemos ocuparnos de controlar el terreno para anticiparnos a sus irregularidades, evaluar el estado de la nieve, y analizar las sensaciones que tablas y piernas nos transmiten.

Sólo paro hacia la mitad de la pala para saludar a una pareja que, con crampones, asciende trabajosamente, sospecho que con un punto de sana envidia al vernos bajar en unos minutos lo que a ellos les va a costar más de una hora. Todo lo bueno se acaba y la pendiente acaba por diluirse en el fondo del barranco. Me detengo unos instantes a contemplar por última vez la gran placa y observar el descenso de los compañeros, y continúo por la torrentera en busca del estrecho paso que da acceso al Llano de Napazal.

Pero esa es otra historia. 











Última rampa a la cima. Detrás Llena de la Garganta, Aspe y el Piri...
Sebas llegando a la cima

Iniciando el descenso por la arista hacia el principio de la pala oeste

Derrapando con precaución por la vertiginosa arista
Una pareja subiendo la pala con crampones

El estrecho paso de nieve para alcanzar el fondo del valle

Vista de la Llena del Bozo desde el Pico de L'O Ibón


Nota: si hay poca nieve es mejor tomar a la bajada la opción 2: remontar hacia el collado del Bozo para salvar los contrafuertes y zonas rocosas.

Excursión realizada el 6 de abril, 2014

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