29 mar 2015

Picos del Serrato y Forátulas, Panticosa

Cada cima es una atalaya desde la que otear el horizonte. No importa las veces que haya subido una montaña, siempre me gusta pasear de nuevo la vista por el paisaje que se extiende alrededor. No se por qué. Si es la primera vez, para descubrir el nuevo panorama; si ya lo conozco, para recrearme en las vistas familiares, apreciar las diferencias por el cambio de estación, por la luz del momento, sentir que sigue ahí, que seguimos ahí los dos. Espacios erizados de cumbres que me interpelan… picudas, chatas, serradas, monolíticas, alargadas, rocosas, terrosas, boscosas, peladas, solas o en grupo,…, todas me dicen algo, me llaman. Juraría que incluso en alguna he visto unas sirenas cantando…; algunas enamoran a primera vista, otras no tanto… pero quizás es que no las estoy viendo por su lado bueno. Horizonte es sinónimo, entre otras acepciones, de perspectivas, posibilidades y futuro. Quizás en alguna de ellas resida la explicación.

    El caso es que estamos en la cima del Pico del Serrato, en Panticosa, tomando el agradable sol de fines de marzo, picoteando algo mientras admiramos el entrañable paisaje pirenaico y discutimos, mapa en mano, hacia qué monte dirigimos los esquís. Ya hemos descartado el descenso de la vira diagonal de la cara noroeste del Serrato pues hay poca nieve y en no muy buenas condiciones. Otra vez será. La idea de Iosu era subir al Piniecho pero está pelado de nieve y la roca le asoma como si le hubiese salido un sarpullido. Otra vez será. Por un momento nos atrae el Baldairán, pero lo descartamos por lejano, se nos va a hacer tarde. Otra vez será. Al final, alguien sugiere el Forátulas, uno de esos picos “menores” que no solemos tener en cuenta al hacer los planes y que no nos convence, pero todo cambia cuando nos damos cuenta que desde la cima el descenso es directo hasta el balneario.

    Rápidamente nos ponemos en marcha, los trastos esparcidos por la cima regresan raudos al interior de las mochilas, se oye algún ¡clac! que aprieta botas o cierra fijaciones, y uno a uno nos tiramos por la ladera sur del Serrato, deslizándonos por una nieve cambiante que no nos impide disfrutar del descenso. En un abrir y cerrar de ojos ya estamos abajo, sacando de nuevo las focas. ¡Qué rápido se baja, con lo que cuesta subir!

   Abordamos ahora el repecho que sube hacia el Cuello Bajo del Brazato, único punto débil de la cara sur del Forátulas. La subida consiste en una pala que se va estrechando y empinando hasta formar un talud vertical. Iku se motiva y ataca la cuesta con ganas hasta que la inclinación le obliga a bajarse de las tablas y continuar abriendo huella hasta superar el muro. Este es su momento: a medida que vamos llegando al escalón, intentando salir como buenamente podemos, se dedica a bendecirnos con nieve, cosa que le agradecemos de corazón (Ω∑§†#X)§‡≈±Ø‡∆). La modesta cumbre es un espléndido balcón sobre el Balneario y los tresmiles del otro lado del valle.

    El descenso es magnífico, tras un primer tramo recto giramos a la izquierda para introducirnos en un valle colgado, en la vertical de la cima; una hondonada oculta que me sorprende porque no me esperaba semejante amplitud en este intrincado territorio. Momentos como este justifican una ascensión. Si algo me gusta del esquí de montaña es no conocer la bajada. La pequeña aventura de descubrir el camino, solventar las posibles complicaciones, encontrar lugares inesperados como este.

    La vaguada termina cuando aparecen los primeros pinos. A partir de aquí, seguimos la ruta marcada mediante discos rojos colocados en las ramas altas de los árboles, que nos lleva directa hasta el balneario. Con la cantidad de nieve que se ha acumulado en el bosque el descenso se convierte en un divertido juego que consiste en girar lo suficientemente rápido para no chocar con los árboles.

   Quitarse las botas, una cerveza, picar algo, los amigos, charla… ¿qué mas se puede pedir?

En Hoyas del Brazato. El Pico del Serrato al fondo
Camino del collado que nos dará acceso al Pico del Serrato
En el collado. Al fondo, los Picos del Infierno
Iosu en el collado. Se ve la pala de nieve que sube hasta la cima del Pico del Serrato
Jon llegando a la cima del Pico del Serrato o Tablato. Al fondo, Sierra Telera
Discutiendo la continuación de la excursión. Al fondo, Tendeñera
 Descenso del Pico del Serrato o Tablato
 Tras el descenso del Serrato, nos dirigimos al Pico Forátulas

Iku ascendiendo al collado
 Mikel superando el resalte de llegada al Cuello Bajo de Brazato
¡Parece mentira pero nevaba con el cielo despejado!
Iosu en plena acción
 El viento había limpiado de nieve la cresta hacia la cima de Forátulas
En la cima de Forátulas: Iosu, Jon, Iku y Mikel

Dos imágenes de la entrada en la escondida y amplia vaguada o nevera de Forátulas    



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